El ramo de Eva

Eva quería un ramo de novia de papel. Lo tenía muy claro. Tal y como tenía claro el tipo de boda que quería. Entera hecha por ella. Así que uno de papel encajaba a la perfección en estilo de su boda.

Me envió una foto de un ramo natural que le había gustado mucho en Pinterest. Si no fuera por Pinterest, mi trabajo sería el doble de difícil. Acompañó la fotografía de una frase bien directa: «es como yo; sencillo». Y a fin de cuentas, eso es lo que busco en cada creación que sale de mis manos. Que represente a la novia.

Las flores que componen el ramo son extremos en cuanto a dificultad se refieren. Tenemos las rosas de jardín y brunia gris, que son sencillas. Creo que de tantas rosas de jardín que he hecho podría hacerlas hasta a oscuras. Pero pasamos entonces a la peonía, que es una flor que me encanta hacer, aunque no sea tan simple como parece. Y por último, el talón de aquiles de todas las artesanas que hacemos ramos de novia de papel: las flores de relleno. Las flores de relleno, por su cantidad y su tamaño, son siempre las que más tiempo requieren. Y las que más destreza exigen para que no se note a simple vista que no son naturales. En esta ocasión, la flor de relleno era astilbe.

Los butonnières o prendidos quedaron también muy bonitos. Tuve presente durante todo el trabajo la palabra que Eva había usado para describir su ramo y a ella misma: sencillo. Así que los prendidos fueron así. Un capullo de rosa y dos brunas grises, con cuidado de que fueran pequeños pues cuatro de ellos eran para lucirlos por sus niños. Y en esta ocasión no era un eufemismo típico de madre.

Su boda fue preciosa. Enteramente hecha a mano por ella.

De todo corazón, gracias Eva.