El ramo de Ana

Los ramos de papel son tan diferentes unos de otros como las novias que los llevan. Ana me contactó teniendo muy claro lo que quería. Creo que ese es uno de los adjetivos que todas mis novias tienen en común: decididas. Cuando llegan a mí suelen tener bastante definido el tipo de ramo, las flores y los colores que quieren.

Su boda era una auténtica boda handmade. Ellos solos hicieron la decoración de su boda. Y al ver las fotos y el resultado final, nadie diría que fue obra de “aficionados”. Los ramos de papel, obviamente, casan muy bien con las bodas handmade. Y Ana, no viéndose capaz de alcanzar el resultado de unas manos profesionales, decidió dejar su ramo y el de las damas en las mías.

Blanco y rosas formaban la paleta de inicio. Unas fotos de su tablero de Pinterest fue lo último que necesité para crear el diseño.

Su ramo fue rápido y sencillo de montar. Los ramos de papel de las damas fueron otro cantar. Eran ramilletes, así que nada de ser tan grandes como el de la novia. Pero tampoco demasiado pequeños que no se asemejen a un ramo. ¿Dos rosas? ¿O quizás mejor tres? Con tres, de acuerdo. ¿Cada rosa de un tono diferente o no? Mejor no, que parece un muestrario. ¿Qué color repito entonces? Pues tocará hacer pruebas sin parar. He aquí mi diálogo interior. Y a cada prueba y pregunta, fotografía. Para comprobar con Ana que iba bien encaminada.

Pero entre medio, siempre surgen imprevistos. A mi hija le hace efecto una vacuna y le sube la fiebre: 2 días que desaparezco. Ana está a turnos y no cuadramos el momento de coincidir. Nos vamos dejando mensajes en whatsapp y contestamos al día siguiente.

Pero todo llega al final. Y Ana recibe la ultima foto. La del conjunto. Y allí que va esa caja llena de ramos de papel.

Mil gracias Ana por la confianza. Gracias a ti mi taller disfrutó durante días del aroma dulce de la paniculata.